Isaiah Austin y su vida cambiaron por completo aquel 21 de junio de 2014, 5 días antes de la ceremonia del Draft de la NBA, cuando se le fue diagnosticado el síndrome de Marfan, una enfermedad rara que afecta a diferentes estructuras del cuerpo como los pulmones, los ojos o el corazón, lo que le impedía ser elegible en dicho Draft y poder convertirse en profesional.
La enfermedad suponía el truncamiento de una carrera profesional que no había siquiera comenzado, pero que sí había augurado grandes momentos a un joven que había sido All-American y uno de los jugadores más tenidos en cuenta a ojos de la mejor liga de baloncesto del planeta, llegando a proyectar en puestos de lotería de ese Draft de 2014.
A pesar de su no elegibilidad, la NBA decidió homenajearle en el primer Draft de Adam Silver al frente como comisionado, seleccionándole entre los puestos 15 y 16: “En la siguiente elección del Draft de NBA de 2014, la NBA elige a Isaiah Austin, de la Universidad de Baylor”.
Dos años y medio después de su retirada, Isaiah Austin ha recibido una segunda oportunidad en el baloncesto y en la vida, ya que, tras mucho tiempo de lucha contra su enfermedad ha obtenido el visto bueno de los médicos para poder jugar y ha firmado su primer contrato profesional con el FMP Železnik de Belgrado, que milita en la máxima categoría de la potente Liga Adriática.
El pívot de 2,16 de estatura promedió en los dos años que jugó en la Conferencia Big 12 con laa Universidad de Baylor promedió 12.1 puntos, 6.9 rebotes y 2.4 tapones en 28.9 minutos por los 73 partidos que disputó. La evidente incógnita reside en que nivel mostrará tras tanto tiempo alejado de la competición. Así jugaba en Baylor:
